SIN PERDÓN

13/05/18


 

El de esta tarde en los Campos de Sport ha sido un día para recordar. No para guardar en el recuerdo de la historia racinguista. Para eso no. Si no para rememorar el gol in extremis del Tudelano en Santander que hizo perder dos puntos. Los tristes empates de Vitoria, Estella o Tafalla. Los desastrosos encuentros ante Barakaldo, Athletic B y Real Sociedad B, lejos de casa. Los pobres números a domicilio. Un cambio infructuoso de entrenador. El bajo rendimiento de una plantilla con escasas excepciones. La verdad es que no sirve de mucho recordar todo aquello, pero la suma de todos esos factores llevó a la grada de los Campos de Sport hacer balance de la temporada y presentar los resultados del informe a los futbolistas.

Los silbidos no se hicieron esperar. Ya en su aparición sobre el césped para calentar, los jugadores recibieron el primer chorreo. La Gradona cumplió su amenaza y permaneció durante trece minutos fuera de la plateapara mostrar su malestar. Pero antes de ausentarse, dejó un mensaje en forma de pancarta que los hombres de Carlos Pouso se encontraron a su vuelta al terreno de juego para la disputa del encuentro. El citado balance que la afición ha hecho de la temporada. El hartazgo, negro sobre blanco: «Vergüenza». 

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La música de viento y el silencio se fueron alternando como banda sonora de la tarde. El remate de cabeza de César Díaz al larguero en los primeros minutos logró arrancar algunos tímidos aplausos. Afortunado el futbolista verdiblanco que fue premiado con la indeferencia del público. Dani Aquino,otrora héroe, fue el que más chaparrón tuvo que aguantar. El murciano llegó a escuchar gritos de «borracho». 

Minuto 13. La Gradona hizo acto de presencia y llegaron más mensajes para los del 'prao'. Cánticos de «los mercenarios se tienen que marchar» y «esta camiseta no la merecéis» y una nueva sábana con la frase «Venimos por el escudo, no por ustedes». Se escucharon hasta 'olés' a las posesiones del Real Unión. Sólo un jugador se mantuvo al margen de las iras de la fatigada afición racinguista. Precisamente el único de los locales que no vestía de verde y blanco. El meta, Iván Crespo, se llevó las únicas ovaciones y loas de la tarde. 

Por cierto, que el Racing aún tenía opciones de meterse en el play off. Debía ganar al Real Unión y esperar a que el Tudelano le echase una mano derrotando al Athletic B en Lezama. El caso es que, desde el ridículo de Zubieta, no quedaba nadie que confiase en esa opción. Es lo que tiene no hacer los deberes a tiempo, que nadie cree que vaya a sacar nota en el examen final. Con los videomarcadores del estadio fundidos a negro,alguno hacía el amago de mirar de vez en cuando qué pasaba en tierras vizcaínas. 

Hasta el cielo cayó sobre las cabezas de los jugadores racinguistas, en forma de intensa lluvia, que se marcharon al descanso con el remate al travesaño de César Díaz y un disparo lejano de Jerín como bagaje ofensivo. Eso, y la pitada de rigor. En el palco, más resguardados,lo que queda del Consejo tuvo una tarde relativamente más tranquiladespués de las dimisiones anteriores. Menos Víctor Alonso, de quién sí se acordó la grada, con una pancarta que rezaba: «En el Racing, sólo racinguistas». En la zona noble estuvo, entre otros, el exconsejero Manolo Saiz presenciando el partido

No había comenzado aún la segunda parte en Santander cuando ya se fueron al garete las escasas esperanzas racinguistas. Muñoz adelantaba al Athletic Bfrente al Tudelano. Por si el enfado del personal era pequeño, el Racing destapó el tarro de sus carencias y el Real Unión se puso por delante. Más leña al fuego.

Con más atención a lo que sucedía en la grada que a lo del césped o lo de Lezama, el Racing entró en absoluta descomposición. «Diles que se vayan», cantaron desde Preferencia Norte. Y tiene pinta que del actual equipo quedará poco más que la camiseta la próxima temporada. Josu Hernáez, que acababa de salir al terreno de juego, aprovechó la depresión general para marcar su golito. Su disparo desde la frontal pegó en el poste tras tropezar en una pierna y batió a Iván Crespo. 

La afición verdiblanca aplaudió los cambios del Real Unión, despidió con una sonora pitada a Paco Regalónovacionó a Javi Cobo en su entrada al césped y castigó con broncacada cada error de Dani Aquino. Sendos disparos, duros, de Borja Lázaro y Quique Rivero fueron repelidos por Sequeira. También un gran tiro con rosca de Pau Miguélez. Y una falta lanzada por Dani Aquino. Los únicos intentos verdiblancos de toda la segunda parte. Los estertores de la pesadilla, que por fin, aunque tristemente, llegaba a su término. El enfermo dejó de sufrir. 

Fuente DM