Pablo Casado, nuevo presidente del PP

21/07/18


Pablo Casado es el nuevo presidente del Partido Popular. El diputado ha obtenido 1.701 votos (el 57,2 por ciento de un total de 2.973 votos emitidos por los compromisarios) venciendo así a su rival, Soraya Sáenz de Santamaría, que ha obtenido 1.250 votos (el 42 por ciento). El diputado ha hecho una campaña con un fuerte sentido ideológico, defendiendo el fortalecimiento de los valores del PP. En su discurso en el Congreso, Casado ha reivindicado valores como la libertad, la seguridad, la familia y la vida o la unidad de España, y ha reflexionado sobre la necesidad de reforzar estas ideas para recuperar a los tres millones de votantes que la formación ha perdido en los últimos años.

«Somos el partido de la libertad, de las personas, el que no colectiviza la sociedad en mujeres, jóvenes, mayores o inmigrantes, sino que todos somos personas. Somos el partido de la libertad individual, de las personas. Y por eso somos los que mejor defendemos la bajada de impuestos, fomentamos la innovación y el emprendimiento», ha reivindicado.

Casado también ha defendido que el suyo es el partido «de la vida y de la familia, sin complejos, con todas las letras, y eso no es de derechas ni de izquierdas, es sencillamente la base social de cualqueir país. No hay nada más progresista que defender la vida», ha proseguido. Casado ha definido al PP como «el partido de las víctimas de ETA, y por eso en la cúspide del principio de seguridad está nuestra esencia».

Pablo Casado entró en la cancha de juego del PP «a ganar». Por eso, cuando Cospedal le propuso integrarse en una candidatura encabezada por ella, el que ha sido vicesecretario de comunicación del PP respondió con un rotundo no. Su decisión ha sido, desde el principio, llegar hasta el final. Dejó claro que no quería ningún puesto ni pediría nada a los demás. Quería liderar el nuevo PP, un partido, dijo, que debe estar orgulloso de su pasado, y mirar al futuro con caras nuevas para volver al poder.

Desde el principio se apuntó que la candidatura de Casado estaba «inspirada» por José María Aznar, del que fue director de gabinete, ya fuera del Gobierno. Nunca ha negado su simpatía por el expresidente y siempre que ha tenido ocasión ha asegurado que él está orgulloso de haber trabajado a las órdenes de Aznar, pero también de Rajoy. De este, sin embargo, criticó sus políticas, en un momento de la campaña que marcó un punto de inflexión. 

Casado cuestionó la política del Gobierno de Rajoy en Cataluña, la no derogación de la ley del aborto, la subida de impuestos, las escasas políticas familiares o el frenazo a la reforma educativa. Fue una especie de enmienda a una etapa del PP que motivó la fuga de millones de votantes hacia Ciudadanos y otros partidos minoritarios, como Vox. Una de las primeras medidas que pretende tomar es la convoatoria de una Convención extraordinaria para el rearme ideológico del partido.

La nueva política «sin complejos» dentro del PP

El primer gesto que tuvo Pablo Casado para impulsar su candidatura a la presidencia del PP fue convocar a la prensa a la puerta de la sede nacional del partido. Es la sede que algunos consideran «maldita» por los casos de corrupción, pero que para Casado es el edificio al que ha «consagrado» la mitad de su vida, de lo que se siente orgulloso. El diputado por Ávila presume de las siglas del PP, de todo su pasado, y también de haber trabajado a las órdenes de los dos presidentes que ha tenido el partido desde su refundación: José María Aznar y Mariano Rajoy.

Casado es una de las promesas de siempre del PP, y quizás por eso blanco de los ataques de sus adversarios políticos en los últimos tiempos. Empezó como militante de base en 2003, con 22 años, dirigiendo una revista y pegando carteles en barrios de Madrid, como Villa de Vallecas, en sus inicios. De la misma manera empezó Rajoy, algo que no olvida nunca, porque significa empezar desde abajo y realmente haberlo hecho todo por el partido. En 2005 se presentó al congreso «abierto» de Nuevas Generaciones, y se convirtió en su presidente. Su discurso afilado contra las políticas de Zapatero no pasaron inadvertidas para sus «jefes» políticos, en concreto para Aznar, que en 2009 le fichó como director de gabinete, puesto que ocupó hasta 2012. Nunca ha ocultado su admiración hacia el que fuera presidente de honor del PP. Y ha sabido hacerlo compatible con su lealtad a su segundo jefe, Mariano Rajoy, quien le situó como vicesecretario de Comunicación, y como rostro visible de la «nueva política» que se quería imponer en España. Era la «cara» renovada y joven del PP para responder y debatir con los recién llegados de Ciudadanos y Podemos. Casado debía transmitir aire nuevo en un partido que empezaba a oler a cerrado.

Casado no pensaba presentar su candidatura a la presidencia del PP, y así se lo confirmó a ABC, pero cambió de opinión. Según explicó, lo hizo tras hablar con su familia, y tras comprobar que los primeros espadas del partido no se animaban a dar el paso. «Yo sí doy la cara, yo sí quiero presidir el PP». Se adelantó a todos sus rivales. Casado quiere ser el renovador que pase página a toda una época del PP.