Opinión


13/03/18

Tomás Amparán

  1. Hasta Siempre Pescadito

    Hola Pescadito, te escribo estas líneas porque me apetece contarte algo. Desde que te has ido han pasado muchas cosas. Tú no te has dado cuenta porque ya no estás entre nosotros, ya sé que te cogieron y te hicieron cosas malas, pero ahora estás tranquilo, sonriendo y disfrutando de tu mar, que es inmenso y precioso, Pero verás, aquí donde estamos nosotros pasan muchas cosas, cosas de mayores que tú seguro que no entiendes, pero necesito contártelas, porque igual si consigo verlas con tus ojos, quizás llegue a comprenderlas.
     
    Cuando te fuiste, no veas la cantidad de gente que se puso a buscarte, todo el mundo estaba pendiente de la tele y las radio, a ver si aparecías, ninguno sabíamos que ya no estabas entre nosotros, pero queríamos que aparecieras porque te queríamos entre nosotros. Tú ya no lo sabrás, pero los mayores a veces nos aferramos a cualquier cosa para conseguir algo, se llama esperanza, y nunca la perdimos, ni allí en el pueblo mientras todos tus amigos y tus familiares te buscaban, ni en toda España. Pero este domingo la esperanza se fue porque tú apareciste. Los mayores también lloran Pescadito, no solo los niños. Los mayores nos ponemos tristes cuando nos pasan cosas malas. Y a ti te ha pasado algo malo, es verdad que tú ya no lo recuerdas, pero los mayores sabemos que te han hecho daño y no podemos evitar estar tristes.
     
    Mira Pescadito, cuando eres niño siempre quieres crecer y ser más grande para hacer cosas de mayores, pero cuando te haces mayor lo único que quieres es volver a ser niño. No espero que lo entiendas porque es complicado, pero nos gusta la inocencia, la alegría, eso que los más pequeños nos contagian, bueno, lo que nos contagiabas tú cuando sonreías. Eso mismo es lo que queremos, y muchas veces no lo podemos tener. Los mayores a veces hacemos cosas feas y muy malas, cosas que no entendemos y que no se pueden explicar. Hay  mayores que son muy malos, pero no podemos hacer nada con ellos Pescadito. Tenemos que vivir con esas personas, porque no podemos hacer lo que nos da la gana. Tú tampoco podías, recuérdalo. O no te acuerdas… cuando ibas a jugar con los primos y hacíais alguna travesura y vuestros padres os regañaban. No creas que a los mayores no nos regañan, ¡mucho!, a veces demasiado. Y nos castigan cuando hacemos algo malo.
     
    Ahora todo el mundo quiere castigar a Ana, es verdad que te ha hecho daño, se ha portado muy mal y hay que castigarla, pero muchas veces los mayores no sabemos dónde están los límites y nos pasamos. Menos mal que no estás aquí y no has tenido que escuchar y leer lo que gente dice, te hubieras puesto muy triste. Porque en vez de fijarnos en tu sonrisa y tu alegría, los mayores solo pensamos en vengarnos y hacer daño. ¿Recuerdas cuando en el colegio tu compañero dio una patada a otro niño? ¿Recuerdas lo que pasó? Que la profesora fue donde él y le obligó a disculparse y a pedir perdón, ¿verdad? Pue estos días la gente no pide perdón, ni se disculpa, solo se enfada y se cabrea mucho Pescadito. Y tu Mamá se ha puesto muy triste. Está triste porque ya no estás y te has ido antes de tiempo, tú no lo entiendes porque estás en un sitio mejor, pero los mayores cuando los seres queridos se van donde estás tú se ponen muy tristes. Si supieran lo bien que estás y lo feliz que te encuentras ahora mismo no llorarían, pero son grandes y han perdido la inocencia. Pero Mamá no solo está triste por eso, también está muy triste porque la gente solo se dedica a insultar a los demás, a odiar, a decir cosas feas. La verdad es que los mayores no somos un buen ejemplo Pescadito. Me gustaría escribirte para decirte cosas más bonitas, hablarte del amor, del perdón, de que el mundo es feo pero entre todos podemos hacerlo más bonito. Me gustaría hablarte de la amistad, de que la gente no hace cosas malas. Pero Papá y Mamá te han dicho que no se debe mentir y yo tampoco voy a hacerlo. Mamá ha tenido que salir en las teles para pedirnos a todos que no seamos malos. Fíjate, ¡Ella!, que tenía que ser la que más rabia y más cabreo tendría que tener, ella es la que ha salido para decirnos a todos que no seamos malos y que no digamos cosas feas, que el perdón es lo más importante y que debemos tener respeto por todo el mundo, sean buenas o malas personas. También nos dijo que tú estarías muy triste si vieras todo lo que estamos haciendo estos días, y seguro que no la falta razón.
     
    Pescadito, ¿sabes que creo que tu sonrisa nos va a ayudar mucho? Yo creo que aún no lo sabemos, pero tu marcha va a hacer de este mundo algo mucho más bonito. No se explicarlo, pero a veces cuando ocurre una desgracia el tiempo cura la pena y nos devuelve algo maravilloso. Nadie te va a devolver a este mundo, pero tú vas a dar a este mundo lo que nadie te pudo quitar, la inocencia, la alegría y esa sonrisa eterna en tu cara.
     
    Bueno, te dejo porque tendrás que salir a dar una vuelta con el resto de pececitos que están ahí contigo, Yo también tengo que irme, tengo que hacer cosas de mayores y pensar en todo lo que hemos hablado. Me ha gustado mucho escribirte, y solo espero que estés feliz en ese inmenso mar en el que te encuentras ahora, cantado, nadando y sonriendo. Deseo de todo corazón que no olvidemos tu sonrisa y que nos ilumine en esos días oscuros.
     
    Adios Gabriel, hasta siempre Pescadito