Opinión


05/04/19

Tomás Amparán

  1. El voto útil

    No soy amigo de decir a nadie lo que tiene que hacer, y desde luego no quiero hacer de esta columna un alegato a favor de ningún partido político. Pero a veces uno tiene que saltarse las normas, y es que si lo hacen los políticos, ¿por qué no voy a poder hacerlo yo? Estamos escuchando a unos y otros partidos políticos hablar del voto útil, pero ¿sabemos lo que eso realmente significa? Porque lo que no me vale es que esa supuesta utilidad valga para beneficio propio del propio partido.
     
    Estamos viendo un tablero político muy interesante en estas elecciones, hasta hace bien poco, la izquierda, como siempre está fragmentada, es su forma de entender la vida. No tienen bastante con discutir con el de enfrente, que siempre se han empeñado en discutir entre ellos. Pero esta vez nos encontramos con que a la derecha le pasa exactamente lo mismo, hay tres partidos que han optado por abandonar el centro y pelearse entre ellos para dividir un voto que se tenía muy centralizado en un solo partido político.
     
    Viendo este panorama, nos dirigimos con prisa y sin pausa a unas elecciones generales en las que, según las diferentes encuestas, está todo en el aire. Se habla de boques, y no tanto de partidos. Algunos echamos de menos ese bipartidismo, y más cuando se tiene el defecto de mirar mucho al Norte de América, que en su momento imperaba y que se ha roto en mil pedazos. Y por una vez estoy totalmente de acuerdo con esos partidos que propugnan el voto útil, pero no porque a los partidos les interese, sino porque nos interesa a los ciudadanos. A ver si por una vez podemos hacer que nuestro voto valga para algo, sobre todo el voto de los ciudadanos de una Comunidad Autónoma pequeña y casi olvidada.
     
    Es importante diferenciar cada Institución, y digo esto porque no es lo mismo votar al alcalde de tu pueblo o ciudad, que votar al Presidente de tu Comunidad Autónoma, ni es lo mismo votar al Presidente de tu país o al Eurodiputado que nos representará en Europa. Admito que me llamen raro, pero me parece perfectamente posible poder votar 4 cosas distintas en cada una de las elecciones, el no sujeto a la disciplina de un partido y tener libertad para votar es lo que tiene. Cada elección es especial porque cada cosa es distinta y los beneficios o perjuicios que como ciudadano de una ciudad o un pueblo, de una Comunidad determinada, de un país y de las Instituciones Europeas, pueden ser muy distintos y muy variados. Yo ya he vivido unas cuantas elecciones a las Cortes Generales y la experiencia me dice que para una Comunidad tan pequeña como la nuestra es indiferente que nos gobierne la derecha o la izquierda, da igual que el gobierno regional sea del mismo color que el estatal o distinto porque ningún partido hace nada por nosotros. Es así de triste, pero así de real. Mientras permitamos que nos gobiernen las minorías, este juego será así. Yo mismo he defendido en la tertulia de Claudio Acebo que de alguna manera u otra habría que terminar con esos partidos minoritarios que son llave para conseguir ciertas cosas. Los nacionalistas catalanes y los vascos lo han sido desde los albores de la democracia y han conseguido todo lo que se han propuesto. El partido canario más de lo mismo, y cuando estaba la Chunta Aragonesista en su momento, ocurrió lo mismo. Ante eso, y hasta que la ley no cambie, no se puede luchar. Pero hay un dicho muy castizo que dice que si “no puedes con el enemigo, únete a él”. Me imagino que ya intuyan por donde me quiero mover. En estas elecciones se va a dar una realidad incontestable, y es que, es muy probable, que ningún bloque va a conseguir una mayoría y se va a necesitar de ciertos partidos políticos minoritarios un apoyo necesario para sacar adelante no solo una legislatura, también muchas leyes. Y ahí es donde entra el único partido que puede defender en el Congreso de los Diputados lo que es la esencia y las necesidades de esta Comunidad. Es probable que sea la última oportunidad que tengamos de contar algo a nivel estatal, y es una oportunidad que todos los que amamos esta tierra y todos los que nos sentimos Cántabros tendríamos que valorar, independientemente de la ideología que tengamos. El único voto útil es aquel que nos vale a los ciudadanos y nadie más que el único partido no estatal que defiende esos intereses puede conseguir lo que nunca nadie nos ha dado. “Quien no llora no mama” dice otro popular dicho, pues lloremos, votemos con los ojos tapados y una pinza en la nariz si quieren, pero hagamos de estas elecciones algo útil para nuestra querida y maltrecha Comunidad. Olvídense de colores por una vez y sean prácticos, sean un poco regionalistas. Aunque solo sea por egoísmo.