Opinión


07/11/25

Onésimo Pérez

  1. Joselito el Gallo: El rey del toreo, el soñador del pueblo

    En los próximos números rendiré homenaje, desde mi humilde mirada, a tres figuras legendarias que marcaron la historia viva de la tauromaquia. Compartiré sus trayectorias, anécdotas y pasajes memorables que les han hecho eternos.

    Comenzamos con Joselito el Gallo, el rey del toreo, el soñador de plazas imposibles.

    ¡Acompáñame en este recorrido por arte, pasión y legado!

    Identidad

    • Nombre completo: José Miguel Isidro del Sagrado Corazón de Jesús Gómez Ortega
    • Nacimiento: 8 de mayo de 1895, Gelves (Sevilla)
    • Fallecimiento: 16 de mayo de 1920, Talavera de la Reina (Toledo)

     Orígenes familiares

    • Hijo del torero Fernando Gómez “El Gallo” y de la bailaora Gabriela Ortega
    • Hermano de Rafael “El Gallo” y Fernando Gómez
    • Cuñado de Ignacio Sánchez Mejías, torero y dramaturgo

     

     Carrera taurina

    • Niño prodigio: toreaba becerros desde los seis años
    • Debut como becerrista: 19 de abril de 1908, en Jerez de la Frontera
    • Alternativa: 28 de septiembre de 1912, en Sevilla
    • Confirmación en Madrid: 1 de octubre de 1912
    • Protagonizó con Belmonte la Edad de Oro del Toreo
    • Considerado por muchos como el torero más completo de la historia

     Rivalidad con Belmonte

     Dos estilos, dos visiones

    • Joselito: clásico, técnico, dominador absoluto
    • Belmonte: revolucionario, profundo, quieto

     División de pasiones

    • España dividida entre gallistas y belmontistas
    • Viajaban juntos, pero bajaban por vagones distintos para mantener el mito

     Final conmovedor

    • Belmonte recibió la noticia jugando al póker
    • Se cortó la coleta y declaró:

    “Murió Joselito, y con él, una parte de mí”

     Belmonte, taurino intelectual

    • Amigo de Valle-Inclán, Pérez de Ayala y Hemingway
    • Llevaba libros en la espuerta junto a los trastos de torear

     El soñador de plazas imposibles

     Visión monumental

    • Quería plazas accesibles para todos, con precios populares
    • Impulsó el concepto de plazas monumentales

     La Monumental de Sevilla

    • Inaugurada en 1918 con más de 23.000 espectadores
    • Diseñada por José Espiau y Francisco Urcola
    • Joselito la definió como “la plaza del pueblo infeliz”

     Conflicto y legado

    • La Maestranza y la aristocracia sevillana sabotearon el proyecto
    • Hundimiento parcial por pruebas de carga
    • Clausura en 1921 y demolición en 1930
    • La Monumental de Pamplona fue construida con sus planos
    • En Sevilla queda un vestigio en la Avenida Eduardo Dato

     Anécdotas memorables

     Genio precoz

    “¿Con la derecha? Anda, toréala tú”
    — Corrigiendo a su hermano Rafael en un tentadero a los 8 años.

    Durante su etapa de novillero, cuando apenas tenía trece años, recibió la indicación de un subalterno de coger la muleta con la derecha. Con absoluta seguridad, le interrumpió:

    “Haga usted el favor de callarse, que yo sé lo que me hago”

    y continuó torear al natural.

    Además, supo detectar desde fuera del ruedo cómo una vaca estaba “toreada de antes” solo por su comportamiento al verla sin tocarla.

    Obsesión por torear

    Incluso cuando no tenía contratos, buscaba reses para intentar torear improvisadamente. En una ocasión, toreó “de salón” a una res imaginaria mientras esperaba en el coche por un pinchazo nocturno, y definió su actitud con orgullo:

    “¡Es para que sepáis que yo soy también ‘torero nocturno’!”.

    Creatividad y teatralidad

    Un día en Sevilla innovó junto a su hermano Rafael una suerte artística: se colocaron ambos de frente al toro, presentando capotes como si se retaran, obligando al toro a pasar entre ellos y culminando ambos el quite con gran estilo visual.

    También improvisó la famosa “faena de los pañuelos”: arrojó pañuelos desde las rodillas al toro para provocarlo y luego trazó una faena espléndida, rematando con la espada sin moverse de la postura inicial.

    Cifras impresionantes

     Toreó 681 corridas (26 de ellas solo) y estoqueó más de 1.500 toros en solo siete temporadas plenas. Fue partenaire de Belmonte en 257 tardes, y lidió con decenas de toreros distintos.

    En 1915 cortó la primera oreja otorgada en la Maestranza de Sevilla y en 1918 logró el primer rabo concedido en Madrid. Fue además el primer torero en superar las cien corridas por temporada en 1915, 16 y 17.

     De albañil por diversión

    • Se disfrazó de obrero y trabajó con su cuñado en Pino Montano por simple placer

    Consejo de maestro

    “Porque no me has preguntado”
    — A Ignacio Sánchez Mejías sobre el uso de la espada.

    Fue el primer torero que los ganaderos escuchaban para aconsejarles sobre la cría y selección de toros bravos, aparte de repartirse las temporadas en plazas Monumentales y promover la renovación del espectáculo taurino.

    Devoción y generosidad

    • Profundamente religioso, devoto de la Virgen de la Macarena
    • Becaba estudiantes y ayudaba discretamente a familias sevillanas
    • Se cuenta que una noche llovía torrencialmente y al llegar a la casa de su apoderado escuchó a una anciana pedir limosna. Conmovido, instruyó a su equipo para entregarle 150 pesetas mensuales, manteniendo el anonimato por completo.

    Muerte trágica, El toro Bailaor, fatalmente legendario

    Ese toro de la Viuda de Ortega era burriciego (no veía bien de cerca). Durante su actuación en Talavera, Joselito lo trasteó confiado, se alejó tras un remate y el toro lo cogió mortalmente: le clavó el pitón en el vientre tras voltearlo.

    El tren del luto

    • El convoy se detuvo en Alcázar de San Juan
    • Vecinos salieron a honrarlo: velones, flores, rezos
    • España entera lo lloró
    • Guerrita, otro maestro del toreo, exclamó: 

    “Se acabaron los toros.”

    • Su despedida fue multitudinaria: cuando llevaron su féretro a Sevilla, se cortaron las persianas metálicas del Club Guerrita y toda Sevilla se volcó en el duelo. En Las Ventas aún hoy, cada 16 de mayo, las cuadrillas hacen el paseíllo desmonteradas y guardan un minuto de silencio en su memoria. 

    Cierre lírico

    Joselito no solo toreó toros, toreó la historia.
    Fue arte breve. Pero es eternidad larga.
    Su sombra aún cruza la arena cada tarde que España recuerda su nombre.

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Los Toros - Claudio Acebo

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