Opinión
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Centenario del fallecimiento de Darío de Díez Limiñana, torero montañés (I)
El domingo, 14 de diciembre de 1924, fallecía en Madrid Darío de Díez Limiñana, a los cuarenta y cinco años de edad. Consecuencia del error que reseñamos a continuación, se le da por fallecido a los cuarenta y cuatro años.
Reiteradamente hemos visto erróneamente citado el año de nacimiento de Darío de Díez Limiñana. Vamos a aclararlo. Bastaría utilizar la citación publicada en la Gaceta de Madrid y en el Boletín Oficial de la Provincia de Santander para el acto de clasificación de soldados en 1898. No obstante, para mayor precisión he aquí los datos de su acta de bautismo: Darío Wigberto de Díez Limiñana nació en Santander a las 8 de la mañana del 13 de agosto de 1879, siendo bautizado al día siguiente en la parroquia de la Catedral; era hijo de Juan Jesús de Díez, natural de Turzo (Burgos) y de Julia Limiñana, natural de Madrid; nieto paterno de Tomás J. Díez, natural del citado Turzo y de Juliana Vicario, natural de Sedano (Burgos) y materno de Manuel Limiñana, natural de Monforte (Alicante) y Mercedes Fernández, natural de Madrid, y fue apadrinado por Darío Díez, natural de Reinosa, y Pilar Díez, natural de Turzo.
Su padre, Juan Jesús de Díez Vicario, era farmacéutico, y era sobrino (que no hijo) y ahijado del general Darío Díez Vicario. Juan Jesús, antes de trasladarse a Madrid, ejerció en la Venta del Portalón de San Pablo, de Sotillo de San Vitores, donde estaba domiciliada la farmacia del municipio de Valdeprado, en Campoo, de donde fue alcalde. El Portalón de San Pablo era una casa-mesón entre Pozazal y Mataporquera, en el citado ayuntamiento de Valdeprado del Río.
Se dice que su afición provenía de ver actuar a Rafael Guerra, Guerrita, en la corrida organizada por El Imparcial para socorrer a los soldados heridos y enfermos de Cuba y Filipinas, que se celebró, en la Plaza de Toros de Madrid, el 13 de noviembre de 1896. También se ha dicho (p. e.: Francisco Rodríguez Aguado), pero no parece verosímil, que «Decidido a ser torero, se mudó a vivir a Madrid con el firme propósito de ingresar en la Escuela Taurina que por entonces había en Carabanchel dirigida por el matador de toros Angel García [sic] "Valdemoro"». Fue la familia completa la que se trasladó a Madrid, probablemente por abrir el cabeza de familia, su padre, farmacia en la capital, en donde sería concejal. También ejercería de presidente en corridas de toros.
Otro error repetido es el apellido en su aprendizaje taurino. Ángel Fernández (no García) Pérez, Valdemoro (Valdemoro, 1-3-1840 — Madrid, 2-3-1915) abrió una escuela taurina en Carabanchel en la que aprendieron, entre otros, Darío Díez Limiñana y Gregorio Taravillo, Platerito.
Debutó en los toros en la Plaza de Toros de Madrid que acogía la novena corrida de novillos. Vestía traje nuevo «azul y plata muy flamante» y tenía «obligación de banderillear y saltar la garrocha». Ejecutó el salto «con bastante limpieza» y en banderillas puso un par en suelo, otro en el toro en no mal sitio y acabó con otro par. Era el 24 de diciembre de 1899.
En una novillada celebrada en la Plaza de Toros de Madrid, el domingo 18 de noviembre de 1900, a beneficio del infortunado diestro Juan Ruiz, Lagartija, Darío Díez Limiñana, que vestía el traje del año anterior, de azul y plata, banderilleó al quinto de la tarde, Desertor de nombre, que correspondía a Cástor Jaureguibeitia Ibarra, Cocherito de Bilbao. Puso banderillas de fuego que no ardieron y luego otros dos pares, siendo «aplaudido con justicia».
Parece que su debut como espada se producía en la Plaza de Toros de Carabanchel Bajo, el domingo 30 de junio de 1901, con novillos de la viuda de Laso. El cronista describía así su actuación: «Dario Diez Limiñana, que actuaba de primer espada, es valiente hasta la temeridad; y á su primero lo despachó previos varios achuchones y revolcones sin consecuencia, previos dos intentos, de una hasta la cruz. Esto, el salto de la garrocha que le salió un poquito desigual, y un par de banderillas que no sé como clasificar, pero que le resultaron, lo acreditan, ya lo he dicho, de valiente, y... el arte que lo parta un rayo».
Repite actuación el día 14 de julio en la misma plaza de Carabanchel Bajo, ahora como segundo espada acompañado de Antonio Moreno, Machaca, y también con toros de la viuda de Lasso. La reseña cuenta así su actuación: «Limiñana, bien, y aplaudido toreando y regular matando. Este dio el salto de la garrocha con gran limpieza. Los dos espadas banderillearon bien». Era al tercero de la tarde, Chiclanero, de nombre. Otra crónica decía: «De las toros, el tercero y cuarto, de Lasso, buenos, bravos y de libras. Los matadores. Machaca y Limiñana, mal en la muerte, pero trabajadores y aplaudidos en capa y muleta. Ambos también aplaudidos en banderillas. Limiñana dio el salto de la garrocha con singular limpieza».
La Sociedad de Industriales, de Tetuán de las Victorias, organizaba una gran corrida de cuatro novillos-toros el domingo, 11 de agosto de 1901, los tres primeros para Francisco Vázquez, El Gordo, actuando de sobresaliente Darío Díez, Limiñana, con obligación de matar el último. Toros de Carrasco, de Colmenar, grandes, mansurrones, bueyendos huídos y cornalones. Las crónicas difieren en cuanto a su actuación: «EI sobresaliente, Limiñana, estuvo regular en la muerte del cuarto toro, que le correspondió» o «El sobresáliente Limiñana, superior toreando, en el salto de la garrocha y matando el cuarto toro. Fué sacado en hombros de la plaza». Otros relatan que cogido Francisco Vázquez, El Gordo, en el primer toro, «El espada Limiñana ha tenido que cargarse los cuatro toros de la corrida, despachándolos malamente. El resto de la lidia no ha tenido interés»
El domingo, 1.º de septiembre de 1901, nuevamente en la Plaza de Toros de Tetuán de las Victorias, se lidiaban cuatro reses de la ganadería de Buenabarba para Tomás Alarcón, Mazzantinito, y Darío Díez Limiñana. Los toros, malos. «Limiñana, que dió un gran salto con la garrocha, mató á su primer toro de una estocada, y fué enganchado por el cuarto al poner un par de banderillas al quiebro, sufriendo un fuerte varetazo en un muslo, lo que no impidió que repitiera con otro, retirándose á la enfermería. Este par, que había brindado, le valió un regalo».
Los días 2 y 3 de septiembre, en Molina de Aragón (Guadalajara) se lidiaban dos toros de Rufo Serrano, de Cuenca, por los diestros Manuel Mediavilla Liñán, Mediavilla chico, y Limiñana. El día 2, Limiñana, al primero, Escarapelo, «le para los pies, trasteándolo con lucimiento». Al segundo, Jardinero, «Limiñana da un salto de garrocha sin prepararse a tiempo... clava un par de frente en las mismas péndolas... Limiñana coge los trastos, y después de varios pases, atiza media baja, un golletazo hasta los gavilanes, un pinchazo en hueso y media baja, de la que dobla el toro, José Simón, Chatín (le apuntilla) á la primera.» La segunda corrida, el día 3, al primero, Veleto, «Limiñana da un salto de garrocha de los pocos». Al segundo, Peregrino, le clava medio par regular en el primer par de banderillas y en el tercero pone «otro medio bueno». En la lidia, «Limiñana da ocho pases y una media bien señalada, un bajonazo y otra media baja (pitos)». En resumen, «Los espadas sin arte, desgraciados al herir y desacertados con la muleta».
En La Puebla de Montalbán (Toledo) se celebraban dos corridas, de cuatro toros, los días 8 y 10 de septiembre de 1901 para los espadas Francisco Parrondo, Oruga, y Darío Díez Limiñana. El 8 se lidiaron toros de Terrones, «bravos y codiciosos». El revistero refiere la actuación de nuestro diestro: «Limiñana, valiente é incansable toda la tarde, toreando con lucimiento, pareando bien y, matando mejor; fué muy aplaudido». El día 10 se presentaron toros de Oñoro, buenos. «Limiñana, muy bien con la capa, muleta, en banderillas y matando; fué aplaudidísimo y sacado en hombros de la plaza».
Actuaba de único espada en Bustarviejo (Madrid), los días 15 y 16 de septiembre. Su actuación la contaban así: «Limiñana estuvo muy bien, toreando con gran valentía y lucimiento; puso buenos pares de banderillas, saltó admirablemente la garrocha y estuvo bien matando, aunque uno de los toros, buey de solemnidad, le dio mucho que hacer. Agradó mucho, y el público quedó satisfecho de él y deseando volver a verle por allí».
El 23 de septiembre, estando de espectador en la plaza de Tetuán de las Victorias, ante la protesta del público por la ausencia de los toreros, pidió permiso para torear los bichos. Se la dieron, pero apenas salió el primero, el cielo envió una torrencial lluvia dando por terminada la función.
El 3 de octubre, en la feria de San Saturio, en Soria, se lidiaban cuatro toros de Covaleda del Pilar, por Limiñana y Crispín García, Rubito, de Zaragoza. «Limiñana, muy trabajador en todo, valiente estoqueando y superior en el salto de la garrocha, siendo ovacionado».
En Guadalajara, el 15 de octubre, toreaban seis toros de Ripamilán para los espadas Luis Mazzantini y Manuel Lara Reyes, El Jerezano. Durante la faena del primero, Mancheguito de nombre,«es alcanzado Limiñana sin consecuencias». En el quinto «Limiñana planta dos pares, uno de ellos bueno y el otro nada más que mediano» y en el sexto «Limiñana pone otro pasable».
El día 30 de octubre, agregado a la cuadrilla de Luis Mazzantini, embarcaba en Cádiz para Méjico, pero esa es otra historia que ya les contaremos.